jueves, 30 de octubre de 2014

Tener pelo en mis axilas me convirtió en una mujer libre



Frida Kahlo por Julian Levy 
La primera vez que vi a una mujer con pelos en las axilas tenía unos doce años de edad. Me parecieron curiosos y hasta interesantes los vellos dorados que se asomaban cada vez que ella movía sus brazos. Observé los vellos de la joven adolescente una sola vez y con eso me bastó. En menos de un minuto dejó de ser algo extraño y yo continué con mi vida como de costumbre. Hoy día soy yo quien genera miradas de espanto e infartos por tener unos cuantos vellos bajo mis brazos. 

En un día traumático para mi infancia, me encontraba en la fila para entrar al comedor escolar de mi escuela elemental cuando se acercó una maestra. Yo llevaba el uniforme tradicional de la falda tipo mameluco de cuadros y una polo color rosa Pepto-Bismol que detestaba. Tenía nueve años y la vida aún me susurraba al oído cosas bonitas. Lamentablemente, luego de esa tarde las cosas jamás volvieron a ser igual. Mientras esperaba en la fila con el resto de las niñas la maestra, quien se había acercado a mi, con cara de horror, denunció lo terrible que le parecía una parte de mi cuerpo, mis pelos. Me humilló delante de todas mis compañeras y entre las cosas que me dijo estuvo el mandarme a afeitar las piernas, por que según ella tenía demasiados pelos, eran demasiado negros y por lo tanto eran demasiado evidentes, por lo que se veían feos. Ese día comenzó la relación tormentosa con mi vello corporal. Llegó a su hogar mi versión de nueve años exigiéndole a su madre una rasuradora. 



Los pelos negros son algo que caracterizan gran parte de mi cuerpo ya que son más visibles que los de otras personas. Son evidentes en mis brazos, piernas, cara y barriga. Durante mucho tiempo me sentí mal por tener vellos en mi barriga mientras que algunxs familiares también sintieron la necesidad de mandar en mi y de ordenarme afeitar mi barriga. Sobre esto, mi madre fue inteligente y me aconsejó que no me afeitara la barriga, así que nunca hice el intento. Pero ni hablar sobre mis piernas y mis axilas. Salir de mi casa sin afeitarme no era una posibilidad, y fue así durante mucho tiempo. Había cometido el error de permitir que otros mandaran en mi. Pasó mucho tiempo antes de que pudiera recuperar mi autonomía, pero luego otro evento traumático y de leer mucho le arrebaté al mundo mi libertad a elegir. Es difícil aceptar las partes de nosotros que lucen diferentes a las de los demás por que la mayoría de la gente buscará la manera de humillarnos, avergonzarnos y obligarnos a modificar eso que es distinto. Tal y como lo hizo aquella maestra ignorante conmigo. Sin embargo, si nos educamos, particularmente con opiniones que no sean necesariamente populares, es posible expandir y transformar el entendimiento que tenemos sobre nosotros mismos y el resto del planeta. 

No, no tienes que dejar crecer el pelo de tus axilas y piernas para ser una mujer libre. Lo importante es que comprendas que quien manda en ti eres tú y nadie más. Pero, como a mi me gusta poner a la gente a pensar, las invito a que se pregunten cuáles son las razones por las cuales se afeitan y desde dónde eligen hacerlo. ¿Te afeitas estando consciente de que eres libre de hacer lo que desees con tu cuerpo o te afeitas para cumplir con una norma social?


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Tener pelo en mis axilas me convirtió en una mujer libre by Ismarí Marín Negrón is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

lunes, 20 de octubre de 2014

10 Cosas que deberías saber sobre las enfermedades mentales




Lo que para ustedes es obvio y/o sencillo de hacer y/o entender para nosotros no lo es.

En este vídeo Rebecka explica lo que es la tricotilomanía, como le afecta y como lo maneja. Además, deja claro por qué decir, "¡Simplemente deja de hacerlo!" no es una estrategia efectiva de apoyo. 


Actuar como un adulto 'funcional' es drenante.

Cualquier persona puede sufrir de una enfermedad mental. La fama y el dinero no te hace inmune a las enfermedades mentales.

Muchas personas hacen el siguiente comentario, "Pero, tú lo tienes todo. No tienes una razón para estar deprimidx." Este comentario, además de ser ofensivo por que pretende desestimar el sufrimiento y la enfermedad con la que vive la persona, es falso y demuestra el gran desconocimiento que existe sobre las enfermedades mentales. 



Si eres el familiar, amigx o compañerx de una persona que sufre de una enfermedad mental, tienes el poder de convertirte en un estresor o de apoyarlx a manejar su enfermedad.

Aquí está una pequeña guía sobre como apoyar a una persona que sufre de depresión.



Solo por que no se ve no significa que no está ahí y que no nos duele.

"Se compasivo con todos, pues no sabes a qué batallas se está enfrentando."




"¡Pero tú no te ves enfermo!"
"Por favor, dime como debo lucir para verme enfermo.
Me aseguraré de no equivocarme para la siguiente ocasión."

No somos débiles, vagos, no estamos rotos o descompuestos y tampoco estamos endemoniados.

*Subtítulos en español.

No estamos locos.
No somos vagos.
Estamos enfermos mentalmente.
Si nos alejamos o nos aislamos no lo tomes personal.

Si decimos que vamos a asistir a una fiesta pero luego la cancelamos, si no contestamos llamadas, si no contestamos mensajes o simplemente no salimos de nuestra habitación no es por que ya no amamos a nuestros amigos y a nuestra familia. En muchas ocasiones no podemos hacer cosas simples como levantarnos, ir a la universidad, las tareas del hogar, bañarnos y relacionarnos con otras personas. 



Tener una enfermedad mental no nos convierte en locos o monstruos.


No es nuestra culpa y nunca deberían tratarnos como si lo fuera.

"Imagina que te culparan por tener cáncer."

Tener una enfermedad mental no es algo divertido y si usted no padece de una no debe utilizarlas como adjetivos.





Ignorarlo no hace que se vaya, solo lo empeora.

Nunca le digas a una persona con una enfermedad mental que lo que está atravesando no es real. Tampoco trates de minimizar su situación o de restarle importancia. Si una persona que padece de una enfermedad mental habla sobre suicidio tómalo como algo real y serio.










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10 Cosas que deberías saber sobre las enfermedades mentales by Ismarí Marín Negrón is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

viernes, 17 de octubre de 2014

Racismo, sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón

"Si tú conocieras tu historia, entonces sabrías de donde vienes y no tendrías que preguntarme: quién carajos me creo yo." -Bob Marley



Hace ya casi dos años decidí cortar todo mi cabello alisado para dejar crecer mi cabello rizado. La mayor parte de mi vida tuve mi cabello liso gracias a los alisados, el secador y la plancha. Cuando tenía ocho años mi mamá decidió cortarlo muy corto y dejarlo crecer rizo. Lamentablemente, el acoso y el "bullying" en la escuela fueron demasiado fuertes y pedí tener mi cabello liso nuevamente. Ahora, quince años más tarde, me enfrento nuevamente al acoso. Pero en esta ocasión los comentarios y los ataques son de mayor preocupación para mi, dado que quienes los lanzan no son niñas de ocho y diez años de edad sino hombres adultos que incluso podrían ser mis padres. 

Yo (3 años)
Cuando el mundo aún no me había hecho sentir mal por tener el pelo rizo.

Al menos una vez por semana recibo un comentario racista relacionado con mi cabello. Me ha llamado la atención que la mayoría de los comentarios racistas que recibo vienen por parte de hombres adultos, como ya mencioné anteriormente, y sucede mientras trabajo. Algunos de los comentarios son los siguientes:

"¿No había peinilla en tu casa?"

"¿Se te olvidó peinarte?"

"¿Tú trabajas aquí todos los días? A ver si te traigo un cepillo mañana."

Me han dicho que tengo el pelo enredado, malo, dañado y que me parezco a Krusty el payaso. No toleran mi cabello rizo, el cabello que heredé de mis ancestros africanos. Están acostumbrados a las mujeres que salen en la televisión y en los cruza calles, mujeres blancas con cabello estirado. Si no lo llevo de esa manera aparentemente debe ser que olvidé peinarme por la mañana. No toleran los rasgos de la raza negra y no se toleran a si mismos pues ellos también tienen un poco o mucho de esa raza que tanto les avergüenza. Por lo general, y de manera amable, me tomo el tiempo de explicarle que nuestros ancestros vinieron de África y que uno de sus rasgos físicos es el cabello oscuro y rizado. Todos me responden lo mismo, "¿Estás molesta"? Y aquí entran los otros dos temas de este escrito: el sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón. 

Yo (15 años)
El cabello alisado en todo su apogeo.

¡Claro que estoy molesta! La única razón por la cuál estos hombres se atreven a lanzarme este tipo de ataques (además del hecho de que tienen la discriminación hacia la raza negra bien internalizada) es por que me ven vulnerable. Me ven vulnerable por que soy mujer y por que estoy trabajando. La sociedad patriarcal le enseña a los hombres que es totalmente aceptable decirle cualquier cosa a una mujer desconocida y que ella debe recibirlo. Es por esta razón que mis agresores se ponen tan creativos a la hora de atacarme. Y me dicen todo, además, con una sonrisa morbosa en el rostro. Toda esta intolerancia y odio aprendido se podría evitar si comenzáramos a evaluar y cuestionar nuestras creencias. ¿Quién no ha escuchado a sus abuelos o padres hablar de un negro perfilado o de una prieta guapa? ¿Cuántas personas todavía se refieren al cabello rizo como pelo malo? Si eres mujer, ¿cuántas cosas te han gritado en la calle durante el tiempo que llevas viva? Si eres hombre, ¿cuántas veces le has gritado, pitado o tocado bocina a una mujer en la calle? ¿Cuántas veces lo hizo tu padre mientras andaba contigo? ¿Cuántas veces lo han hecho tus panas? Las conductas racistas y sexistas son inaceptables. Evaluemos nuestro vocabulario y pensemos en la carga racista y sexista que tienen muchas de las cosas que decimos. Es preciso modificar estas conductas para poder proveer a nuestros hijos un modelo adecuado sobre como dirigirnos hacia otras personas de una manera respetuosa y efectiva. 

Yo (22 años)
Sin vergüenza y con orgullo luzco el cabello que heredé de mis ancestros negros. 

Por último, les escribo sobre el lema que nos taladran en la cabeza a todos los que alguna vez hemos trabajado o trabajamos en el área de servicio al cliente. Aferradxs al concepto de que 'El cliente siempre tiene la razón' muchas personas abusan de lxs empleadxs que les brindan algún servicio. En mi caso, se aprovechan de mi situación vulnerable como empleada que brinda servicio para acosarme e insultarme por que no esperan que yo les conteste de otra manera que no sea amable y con una sonrisa, por que del cliente depende el que yo tenga trabajo. Todo el que trabaja dando servicio al público por un mínimo de un año debería recibir un certificado bajo la concentración de actuación. Los ataques y el maltrato al que nos exponemos es en ocasiones inhumano y siempre se espera de nosotros un temple inquebrantable, una sonrisa permanente y emociones de piedra. Además de los comentarios y chistes racistas, he sido acosada por hombres que exigen información personal de manera insistente, otros clientes me han gritado, humillado y amenazado. Ante toda esta injusticia la respuesta del patrono siempre es la misma, "El cliente siempre tiene la razón." Yo digo que no. El cliente no tiene la razón cuando me juzga. El cliente no tiene la razón cuando me agrede. El cliente no tiene la razón cuando se burla. Tratar a un empleado de manera irrespetuosa, por que usted sabe que si el empleado se defiende pone en riesgo su trabajo, es un acto de cobardía. La próxima vez que sea atendido por otro ser humano en cualquier sitio recuerde justamente eso, que es otro ser humano. Y si es una fémina con cabello rizado, por favor, reserve para usted cualquier comentario por que de seguro a ella no le interesa escucharlo. 



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Racismo,sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón by Ismarí Marín Negrón is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.