Foto por: Ismarí Marín Negrón |
'Solidaridad por la paz en Corea' Foto por: Ismarí Marín Negrón |
'Déjame salir' Foto por: Ismarí Marín Negrón |
Usualmente el que no te apoya en tus reclamos por el trato justo hacia los animales no-humanos por que existe el maltrato infantil pocas veces hace algo al respecto para evitar o protestar por el maltrato infantil. Como todo en esta vida, no se puede generalizar y por supuesto que no todos son así. Pero de que los hay, los hay. Es este el que pone una excusa ante tu reclamo por que 'hay cosas más importantes', pero es también el mismo que no hace nada por esas otras causas que según él o ella son más importantes. ¿Será una justificación para no unirse a tu causa? No necesariamente. En muchas ocasiones nos sentimos más o menos empáticos y solidarios dependiendo del problema o la causa y esto se debe a una variedad de factores. Sin embargo, para un debate me parece que no es un argumento válido para oponerse a una causa.
Muchos preguntan, ¿por qué solidarizarte con Venezuela? Antes que todo, permitan que les explique con qué parte de Venezuela me solidarizo. Mi empatía y solidarización va con los que han sido asesinados, golpeados y ultrajados durante las recientes protestas y manifestaciones. Me solidarizo con sus padres, sus hermanos, y sus amigos. Me solidarizo con los que están cansados de vivir con miedo y en un ambiente violento. Me solidarizo con ellos, hayan sido hombres o mujeres, católicos o ateos, heterosexuales u homosexuales; hayan sido de izquierda o de derecha, chavistas o seguidores de Leopoldo, policía o civil. Me solidarizo con la paz y la no-violencia, con la libertad de expresión y los derechos de todos los venezolanos a vivir una vida digna y en paz. No me solidarizo ni apoyo a ningún líder, partido u organización. ¿Por qué? Por que ese es precisamente el alimento que mantiene viva la polarización del pueblo. Hay un dicho que dice, "divide y conquistarás". Pero ese también es otro tema. Volviendo a la pregunta de por qué solidarizarme con Venezuela; deben saber que la contestación es simple. Por encima de todo y de cualquier construcción social inventada por nosotros mismos, somos humanos. De una manera más simple e inclusiva, realmente todos somos seres vivientes con un sistema nervioso que permite que sintamos y padezcamos lo que es el dolor y la angustia, el amor y la alegría. Todos y cada uno de nosotros estamos condenados a estos sentimientos. Nadie y repito nadie se escapa del sufrimiento a menos que esté muerto. Para algunos, lamentablemente, el dolor está amplificado. Deja de ser una simple molestia u incomodidad por que se convierte en algo intolerable, en ocasiones es inimaginable continuar viviendo bajo dichas condiciones; es en este momento que se activan nuestros instintos de luchar o salir corriendo. Y cuando digo salir corriendo puede ser corriendo para otro país o corriendo a ahorcarte por que la única salida que encuentras disponible para aplacar el sufrimiento es el suicidio. Por que no se vive ni tranquilo ni feliz, por que el miedo se convierte en terror y la angustia en estado permanente de depresión. Si mi solidarización con el dolor y sufrimiento de otro ser depende de su ideología, religión, nacionalidad, género, orientación sexual, color de piel, y todas las demás categorías existentes entonces me atrevo a decir sin titubear que soy tremenda hipócrita. Hipócrita, por que mi solidarización con el dolor ajeno por la injusticia no puede estar condicionada a conceptos abstractos que han sido inventados por nosotros mismos para dividirnos. ¿En qué clase de mundo insensible vivimos? Donde la diferencia de ideología o religión puede más que la indignación por ver a tantos cuerpos tiesos en el piso enchumbados con sangre. No, lo siento pero no puedo ser selectiva a la hora de denunciar violaciones a los derechos humanos. Y no solamente me solidarizo con Venezuela, me solidarizo también con todas las personas que han llorado en mis brazos y que me han confesado al oído como mataron a sus hijos. Me solidarizo con los niños Lakota, víctimas de un sistema que divide y destroza a sus familias. Me solidarizo con los maestros de Grecia y con las comunidades y grupos indígenas evacuadas a punta de pistola por policías en Brasil. Me solidarizo con nuestros hermanos haitianos, olvidados ya por el mundo y abandonados por las organizaciones que les brindaban ayuda. Existe una lista infinita de problemas sociales y ecológicos con los cuales yo me solidarizo pero es imposible mencionarlos aquí a todos. Finalmente y a modo de reflexión termino con este pensamiento del pacifista Mahatma Gandhi, "Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia".
Escrito por: Ismarí Marín Negrón
'Abrázame Ponce, P.R.' Foto por: Ismarí Marín Negrón |
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