martes, 17 de febrero de 2015

Una anécdota sobre gays, religiosos y la perspectiva de género



De izquierda a derecha: Yojan Alvarez, Kaled Pastrana, Ismarí Marín-Negrón, Edwin H. Torres y Eduardo J. Sánchez
Foto: El Nuevo Día

"Los derechos no se
  Guardan para algunos
  Buscamos igualdad para
  Todos y todas
  También los heteros luchamos por su causa" - (Mensaje de pancarta) Yojan Alvarez

Recomendación: Leer y entender la definición correcta sobre la educación con perspectiva de género aquí.

Todo ocurrió durante un día del mes de mayo del año 2013 frente a El Capitolio de la antilla Puerto Rico. Cinco jóvenes (cuatro varones y una fémina), se manifestaban a favor del PS-238 y 488. Tres de esos jóvenes pertenecían a la comunidad LGBTTIQ, los otros dos, entre los que estaba yo, eran ciudadanos heterosexuales. Hago estas especificaciones porque son relevantes e importantes para comprender esta memoria. Localizados a una poca distancia de nosotros, se encontraba un grupo religioso de entre quince y veinte personas que se oponían a la aprobación del proyecto. Estos estaban acompañados por una tarima móvil con micrófonos y un equipo de sonido poderoso. 

Había leído las historias desgarradoras sobre discrimen y homofobia. Había leído las estadísticas de suicidio y de abandono entre jóvenes homosexuales rechazados por sus familiares. Había visto las noticias sobre crímenes de odio, acoso, maltrato, tortura y asesinato contra todo aquél que no fuera heterosexual. Mis amigos me habían contado todas sus anécdotas. Había visto el dolor en sus ojos, las lágrimas, la frustración, el rechazo. Siempre me mantuve solidaria. Sin embargo, este día fue el primer día de mi vida en el que realmente pude caminar en sus zapatos y vivir un poco de lo que ellos viven todos los días. A veces nos cuesta comprender el dolor ajeno y reconocer cuando nuestras ideas y acciones dañan la vida de terceros. Sobre todo cuando no somos nosotros quienes vivimos con miedo, oprimidos y bajo un régimen de terror. 





Este día fui maltratada por quienes consideran que todo aquél que no es heterosexual es una abominación. Y así fui tratada, como una abominación. ¿Por qué? Porque ellos asumieron que yo también era homosexual. Nunca en mi vida había recibido tales miradas cargadas con odio, asco y miedo. Nunca, en todo el tiempo que llevaba dando abrazos me habían rechazado con semejante repugnancia. Como si tuviera alguna enfermedad contagiosa, como si al abrazarme fueran a perder parte de su humanidad. 

La persona responsable de la tarima móvil y el equipo de sonido se encargó de poner de manera repetitiva, canciones en las que se hablaba sobre como nos íbamos a ir al infierno y sobre como nos íbamos a quemar igual que la gente de Sodoma y Gomorra. No creo en la violencia como método de manifestación así que para animar a los muchachos saque a uno a bailar 'la salsa de Sodoma y Gomorra', como la bautizamos más tarde. Eso mejoró un poco los ánimos, pero aun así el ambiente seguía cargado. Nuestra estrategia siempre fue la de buscar y rescatar la humanidad escondida detrás de los prejuicios, el miedo y el odio. 


Extremo superior izquierdo hacia la derecha: Edwin H. Torres, Kaled Pastrana, Eduardo J. Sánchez e Ismarí Marín-Negrón

Ismarí Marín Negrón

Apelamos a los valores que ellos tanto dicen defender. Pero ninguno nos abrazó. Quienes se sintieron intimidados por las cámaras, y en su papel de líder religioso, lograron otorgarnos un apretón de manos forzado y a la ligera un "Dios te bendiga" producido por las muelas de atrás. La mayoría de los líderes religiosos que salieron del capitolio nos ignoraron por completo y entre los que si nos prestaron atención recibimos una declaración violenta. Nosotros seguíamos de pie bajo el sol con nuestros carteles esperando a que al menos una persona se atreviera a abrazarnos. Salieron tres individuos del capitolio, quienes continuaron bajando las escalinatas hasta quedar frente a nosotros para poder leer nuestros carteles. Luego siguieron caminando, no sin antes decirnos, "Una bofetá es lo que hay que darle." ¿Una bofetá? ¿Una bofetá en lugar de un abrazo? 

De todas mis amistades y conocidos sí existen personas con creencias religiosas y conservadoras que apoyan la educación con perspectiva de género o que al menos están de acuerdo con enseñarle a sus hijos a respetar a la comunidad LGBTTI y a cualquier persona que luzca o piense de manera distinta. Pero seamos honestos, la gran mayoría (las miles de personas que se movilizaron para protestar el pasado 16 de mayo de 2014) nos tienen terror y están convencidos de que respetar a una persona homosexual, lesbiana, transgénero, bisexual o transexual hará que se contagien con nuestra homosexualidad y que además les vamos a hacer daño a sus niños. Lamentablemente, si le dejamos a los padres únicamente la tarea de educar con perspectiva de género vamos a seguir teniendo el mismo resultado que hemos soportado durante años. Vamos, ¿cuántos de ustedes vieron como acosaban a algún compañero varón gritándole cosas como "pato" y "maricón"? O incluso, ¿cuántos de ustedes por no recibir una mejor educación formaron parte de los que gritaban y se burlaban? ¿Alguien lo corrigió? ¿Alguien le explicó las repercusiones de sus actos? ¿Fue usted víctima de este tipo de acoso fuera cierto o no que usted era gay? 

Nota: Sí, cuando hablo de la comunidad LGBTTI, a pesar de que soy heterosexual, hablo de 'nosotros' y me incluyo como si fuera homosexual por que al final del día son seres humanos igual que yo y además no me ofende que alguien pueda pensar que yo no soy heterosexual. 

Hubo un momento especial durante nuestra manifestación. Un grupo de estudiantes de escuela superior se acercó a nosotros para leer nuestras pancartas. Una joven leyó en voz alta, "Soy gay. Te amo. ¿Me abrazas?" A lo que respondió de inmediato con un, "¡Pues claro!" Se lanzó sobre nosotros y tras de ella se formaron en fila cada uno de los estudiantes que estaba presente para darnos un abrazo. Parecía mentira, los jóvenes educando a los adultos. Los jóvenes convirtiendo las palabras en acción. Los jóvenes dando cátedra sobre lo que es amor, respeto y tolerancia. Al final nos fundimos todos en un hermoso abrazo grupal frente a las miradas enfurecidas de aquellos que se negaron a abrazarnos. 




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Una anécdota sobre gays, religiosos y la perspectiva de género by Ismarí Marín Negrón is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

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