viernes, 17 de octubre de 2014

Racismo, sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón

"Si tú conocieras tu historia, entonces sabrías de donde vienes y no tendrías que preguntarme: quién carajos me creo yo." -Bob Marley



Hace ya casi dos años decidí cortar todo mi cabello alisado para dejar crecer mi cabello rizado. La mayor parte de mi vida tuve mi cabello liso gracias a los alisados, el secador y la plancha. Cuando tenía ocho años mi mamá decidió cortarlo muy corto y dejarlo crecer rizo. Lamentablemente, el acoso y el "bullying" en la escuela fueron demasiado fuertes y pedí tener mi cabello liso nuevamente. Ahora, quince años más tarde, me enfrento nuevamente al acoso. Pero en esta ocasión los comentarios y los ataques son de mayor preocupación para mi, dado que quienes los lanzan no son niñas de ocho y diez años de edad sino hombres adultos que incluso podrían ser mis padres. 

Yo (3 años)
Cuando el mundo aún no me había hecho sentir mal por tener el pelo rizo.

Al menos una vez por semana recibo un comentario racista relacionado con mi cabello. Me ha llamado la atención que la mayoría de los comentarios racistas que recibo vienen por parte de hombres adultos, como ya mencioné anteriormente, y sucede mientras trabajo. Algunos de los comentarios son los siguientes:

"¿No había peinilla en tu casa?"

"¿Se te olvidó peinarte?"

"¿Tú trabajas aquí todos los días? A ver si te traigo un cepillo mañana."

Me han dicho que tengo el pelo enredado, malo, dañado y que me parezco a Krusty el payaso. No toleran mi cabello rizo, el cabello que heredé de mis ancestros africanos. Están acostumbrados a las mujeres que salen en la televisión y en los cruza calles, mujeres blancas con cabello estirado. Si no lo llevo de esa manera aparentemente debe ser que olvidé peinarme por la mañana. No toleran los rasgos de la raza negra y no se toleran a si mismos pues ellos también tienen un poco o mucho de esa raza que tanto les avergüenza. Por lo general, y de manera amable, me tomo el tiempo de explicarle que nuestros ancestros vinieron de África y que uno de sus rasgos físicos es el cabello oscuro y rizado. Todos me responden lo mismo, "¿Estás molesta"? Y aquí entran los otros dos temas de este escrito: el sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón. 

Yo (15 años)
El cabello alisado en todo su apogeo.

¡Claro que estoy molesta! La única razón por la cuál estos hombres se atreven a lanzarme este tipo de ataques (además del hecho de que tienen la discriminación hacia la raza negra bien internalizada) es por que me ven vulnerable. Me ven vulnerable por que soy mujer y por que estoy trabajando. La sociedad patriarcal le enseña a los hombres que es totalmente aceptable decirle cualquier cosa a una mujer desconocida y que ella debe recibirlo. Es por esta razón que mis agresores se ponen tan creativos a la hora de atacarme. Y me dicen todo, además, con una sonrisa morbosa en el rostro. Toda esta intolerancia y odio aprendido se podría evitar si comenzáramos a evaluar y cuestionar nuestras creencias. ¿Quién no ha escuchado a sus abuelos o padres hablar de un negro perfilado o de una prieta guapa? ¿Cuántas personas todavía se refieren al cabello rizo como pelo malo? Si eres mujer, ¿cuántas cosas te han gritado en la calle durante el tiempo que llevas viva? Si eres hombre, ¿cuántas veces le has gritado, pitado o tocado bocina a una mujer en la calle? ¿Cuántas veces lo hizo tu padre mientras andaba contigo? ¿Cuántas veces lo han hecho tus panas? Las conductas racistas y sexistas son inaceptables. Evaluemos nuestro vocabulario y pensemos en la carga racista y sexista que tienen muchas de las cosas que decimos. Es preciso modificar estas conductas para poder proveer a nuestros hijos un modelo adecuado sobre como dirigirnos hacia otras personas de una manera respetuosa y efectiva. 

Yo (22 años)
Sin vergüenza y con orgullo luzco el cabello que heredé de mis ancestros negros. 

Por último, les escribo sobre el lema que nos taladran en la cabeza a todos los que alguna vez hemos trabajado o trabajamos en el área de servicio al cliente. Aferradxs al concepto de que 'El cliente siempre tiene la razón' muchas personas abusan de lxs empleadxs que les brindan algún servicio. En mi caso, se aprovechan de mi situación vulnerable como empleada que brinda servicio para acosarme e insultarme por que no esperan que yo les conteste de otra manera que no sea amable y con una sonrisa, por que del cliente depende el que yo tenga trabajo. Todo el que trabaja dando servicio al público por un mínimo de un año debería recibir un certificado bajo la concentración de actuación. Los ataques y el maltrato al que nos exponemos es en ocasiones inhumano y siempre se espera de nosotros un temple inquebrantable, una sonrisa permanente y emociones de piedra. Además de los comentarios y chistes racistas, he sido acosada por hombres que exigen información personal de manera insistente, otros clientes me han gritado, humillado y amenazado. Ante toda esta injusticia la respuesta del patrono siempre es la misma, "El cliente siempre tiene la razón." Yo digo que no. El cliente no tiene la razón cuando me juzga. El cliente no tiene la razón cuando me agrede. El cliente no tiene la razón cuando se burla. Tratar a un empleado de manera irrespetuosa, por que usted sabe que si el empleado se defiende pone en riesgo su trabajo, es un acto de cobardía. La próxima vez que sea atendido por otro ser humano en cualquier sitio recuerde justamente eso, que es otro ser humano. Y si es una fémina con cabello rizado, por favor, reserve para usted cualquier comentario por que de seguro a ella no le interesa escucharlo. 



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Racismo,sexismo y por qué los clientes no siempre tienen la razón by Ismarí Marín Negrón is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

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